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Frostgrave con tumba pero sin nieve

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No había nieve, pero fuera llovía y hacía un frío que animaba a jugar a Frostgrave.


Después de muchos meses leyendo reseñas y tras recibir el libro básico y posteriormente su primera expansión "El deshielo del Lord Liche", Bruendar y yo nos hemos decidido a meternos de lleno en este sistema de juego, que nos prometía mucha diversión y partidas mucho más cortas que las de Warhammer.

El antiguo cementerio de Citadel fue nuestro "mausoleo".


¿Y cual ha sido el resultado? pues es todo lo que esperábamos y más. El viernes noche quedamos para estrenar el juego y aunque la partida duró más de esa hora que teníamos previsto, se nos hizo corta y nos dejó con ganas de más.
Con la mitad de la mesa de Warhammer nos dio de sobra para poner escenografía.


Preparamos nuestras bandas y me tocó montar la escenografía y elegir el escenario, que para no complicarme, elegí el primero del libro básico llamado "el mausoleo".

No paraban de salir esqueletos del mausoleo, tantos que ni éramos capaces e llegar a los contadores de tesoro.

Usé mis miniaturas de orcos de Warhammer, por dos razones; la primera porque las tengo todas pintadas y lucen más en la mesa, la segunda, porque una de las cosas buenas de este juego es que la banda no depende de razas ni de marcas de minis, tan solo de los roles que tiene cada clase de miniatura.

Mi aprendiz, con un ballestero, un infante y dos ladrones, dispuestos a todo por el tesoro.

Para mi mago utilicé mi Chamán orco y para el aprendiz, usé uno de mis chamanes goblins. Luego puse dos ladrones para los que usé dos minis de Goblins nocturnos. Mis dos ballesteros son miniaturas de la unidad de Ruglud y mis dos infantes fueron minis de orcos negros con arma a dos manos. Los magos los hice elementalistas, ya que era lo que más me sugerían por ser orcos. una lista sencilla, con proyectiles, con minis rápidas para capturar los tesoros y tanques baratos para proteger al mago y a los portadores de tesoros.

La banda de Bruendar preparada para la batalla sin saber su oscuro destino.

Esperábamos una partida muy disputada y sangrienta, como habíamos leído en muchas reseñas, pero nunca nos esperamos que las criaturas del escenario fueran las protagonistas de la partida. Es este escenario, "el mausoleo", la pieza central del módulo es un edificio con cuatro entradas y de cada una de ellas sale un esqueleto por turno. Jugamos 4 turnos y nos enfrentamos a 24 esqueletos, lo cual llegó a ser desafiante por momentos y muy letal, como probaría la banda de Bruendar en sus carnes.

El esqueleto se alza con su primera baja de la partida.

De momento no tenemos nada de escenografía nevada, así que usamos la que teníamos a mano y nos lanzamos a la batalla. Una de las cosas buenas de este sistema es lo genérico que puede ser. Te olvidas de el trasfondo que viene por defecto y pones el tuyo, sin afectar ni a los escenarios ni a la jugabilidad ni a la diversión. Que en vez de la nevada Felstad prefieres luchar entre las ruinas de Mordheim o Pavis, o tal vez en una ciudad  de tu propia cosecha, pues genial. el juego funciona bien con lo que quieras.
La banda de Bruendar luchó duro y tuvo su recompensa. Algunos casi no lo cuentan.


El sistema me pareció sencillo, que no simple. Y esa sencillez no le resta nada de estrategia. Una mala decisión puede llevarte al fracaso de una manera muy rápida y sangrienta. Y nos dimos cuenta que hasta el guerrero o monstruo más sencillo te puede amargar el día en una sola tirada.
La bestia de la partida, según Bruendar. Esa noche saqué 6  críticos, tres de ellos supusieron las bajas de Bruendar.


Los magos fueron los más decepcionantes de este escenario, con 3 y 4 hechizos realizados con éxito por bando. De los aprendices mejor no decir nada, el mío no acertó ningún hechizo y se fue a casa con tres heridas causadas por sus propios fallos. Pero bueno, es algo esperable de magos de nivel "0" y sus aprendices holgazanes. Ya veremos como mejoramos en futuras partidas gracias a su sistema de experiencia.

Una pifia al invocar demonio en el primer turno casi acaba con su recién creado invocador.

En este escenario en particular, debido a la pifia para convocar a un demonio y los 24 esqueletos que a los que tuvimos que enfrentarnos, las bandas no llegaron a luchar entre sí y las cuatro bajas que sufrió la banda de Bruendar se debieron a los esqueletos y al demonio invocado.

Morir matando, dijo el Demonio.

La suerte es que tras la batalla, las tiradas le fueron propicias y no perdió de manera definitiva a ninguno de sus soldados. Ya veremos que nos depara el siguiente escenario.
Mi chamán en primera línea de combate, demostrando agallas y poco seso, típico de orcos.


Lo cierto es que el sistema nos ha gustado, y todo el trabajo post-partida también ya que te ayuda a ver la progresión de la banda. Ahora tenemos dinero, grimorios y pergaminos, que nos ayudaran en la siguiente partida, amén de que por suerte, nuestros magos a han subido a nivel 1.

Mi primera tarea post-partida, terminar de pintar mi torre home-made.

Seguiremos comentando el juego y su evolución desde nuestra experiencia, ya que nos ha enganchado a la primera y estoy seguro que nos aguardan muchas partidas por delante.


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